"La Red de Indra, es una matriz pluralista que apoya y difunde el zenbudhismo a través de encuentros diversos y complementarios que enriquecen al caminante. Hacemos votos para que las semillas del Dharma lleguen y germinen en todos"





lunes, septiembre 28, 2009

Un clásico cuento zen, sobre el aprendizaje


Había una vez un hombre erudito que se jactaba de sus conocimientos y deseaba reafirmar su posición a través de la adquisición de nuevos aprendizajes. En su región vivía un excelente maestro y el hombre decidió visitarle para pedirle que le aceptara como estudiante.

Una vez llegado a la morada del maestro, el hombre se sentó en la humilde sala de espera y miró alrededor con una clara —aunque para él imperceptible— actitud de superioridad. La habitación estaba casi vacía y los pocos ornamentos sólo enviaban mensajes de armonía y paz. El lujo y toda ostentación estaban manifiestamente ausentes.

Cuando el maestro pudo recibirle y tras las presentaciones debidas, el primero le dijo: “permítame invitarle a una taza de té antes de empezar a conversar”. El hombre asintió disconforme. En unos minutos el té estaba listo.

Sosegadamente, el maestro sacó las tazas y las colocó en la mesa con movimientos rápidos y ligeros al cabo de los que empezó a verter la bebida en la taza del huésped. La taza se llenó rápidamente, pero el maestro sin perder su amable y cortés actitud, siguió vertiendo el té. El líquido rebosó derramándose por la mesa y el profesor, que por entonces ya había sobrepasado el límite de su paciencia, estalló airadamente tronando así: “¡Necio! ¿Acaso no ves que la taza está llena y que no cabe nada más en ella?”. Sin perder su ademán, el maestro así contestó: “Por supuesto que lo veo, y de la misma manera veo que no puedo enseñarte el Zen. Tu mente ya está también llena”.

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