martes, septiembre 22, 2009
Cuento: El Florero de Porcelana
El gran maestro y el guardián dividían la administración de un monasterio
Zen.
Cierto día, el guardián murió y fue preciso substituirlo. El gran maestro
reunió a todos los discípulos para escoger, quién tendría la honra de
trabajar directamente a su lado.
- Voy a presentarles un problema -dice el Gran Maestro- Y aquel que lo
resuelva primero, será el nuevo guardián del templo.
Terminado su corto discurso, colocó un banquito en el centro de la sala.
Encima estaba un florero de porcelana carísimo, con una rosa roja que lo
decoraba.
- Este es el problema - dice el Gran Maestro.
Los discípulos contemplaban, perplejos, por lo que veían: los diseños
sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y la elegancia de la flor.
¿Qué representaba aquello?. ¿Qué hacer? ¿Cuál sería el enigma?
Después de algunos minutos, uno de los discípulos se levantó, le miro al
maestro y a los alumnos. Después, caminó resolutamente hasta el florero y lo
tiró al suelo, destruyéndolo.
- Usted es el nuevo guardián - dijo el Gran Maestro
Al volver a su lugar el alumno, explicó el Gran Maestro:
- Yo fui bien claro: dije que ustedes estaban delante de un problema. No
importa cuán bello y fascinante sea un problema, tiene que ser eliminado.
"Un problema es un problema"; puede ser un florero de porcelana muy caro, un
lindo amor que ya no tiene sentido, un camino que precisa ser abandonado - ....
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