Dr. Sulak Sivaraksa
"Inspirados por valores búdicos, los budistas comprometidos están unidos por la voluntad común de aliviar el sufrimiento del mundo mediante un "compromiso" (versus la renuncia) en el seno de las múltiples instituciones, estructuras y sistemas sociales, políticos, económicos, etc., de la sociedad. Un compromiso de tal índole puede adoptar diferentes formas (como por ejemplo el voto, el lobbying, la protesta pacífica, la desobediencia civil) pero siempre va encaminado a provocar activamente y a transformar esas instituciones percibidas como perpetuadoras del sufrimiento bajo diversas formas de opresión o injusticia."
Thomas Freeman Yarnall, "Engaged Buddhism : New and Improved!(?) Made in the
Un panorama del budismo comprometido (Engaged Buddhism) por Éric Rommeluère. Una versión revisada de un texto publicado sucesivamente en tres revistas :
Alternatives Non Violentes, n° 111, été 1999, pp. 25-31
Dharma, n° 34, septembre 1999, pp. 24-28
Vivre, n° 1 (nouvelle série), Bruxelles, juin 2001, pp. 46-52
Un budismo transversal
El budismo es múltiple, plural, diverso, complejo. En lo sucesivo, en Occidente se codean monjes Zen, lamas tibetanos en el exilio, monjes cambodjanos y sri-lankeses de la escuela Theravada, así como venerables vietnamitas llenos de amidismo (un budismo de fe particularmente vivaz en la zona china). Disparidad de enseñanzas, yuxtaposición de escuelas. Sin embargo, después de algunas decenas de años, está tomando importancia una nueva corriente de pensamiento budista que traspasa todas: el Budismo Comprometido. Este movimiento pan-búdico, que no ha surgido de una escuela particular y que encontramos tanto en Oriente como en Occidente, expresa una postura innovadora: un budista puede (o mejor, debe) comprometerse en la vida política, económica o civil con el fin de concretar un ideal de sociedad justa y equitativa, libre, y es aquí donde reside una de las novedades, oponerse a las estructuras establecidas. En el transcurso de la historia, los monjes budistas se han constituido la mayoría de veces en comunidades de personas en retiro espiritual y son raros los que han vuelto a poner en tela de juicio los sistemas políticos en los que evolucionaban, incluso los más despóticos. La conformidad de las comunidades monásticas con el orden establecido ha sido más o menos siempre rigoroso. Pero ¿podemos hoy en día contentarnos con enseñar una religión cuando los hombres no comen cuando tienen hambre, no tienen techo o abrigo o no tienen acceso a la educación? Así, ha aparecido el sentimiento de que los budistas también debían responder a un sufrimiento más global que el simple sufrimiento psicológico o existencial. Que también debían afrontar las desigualdades sociales, los problemas materiales, las dificultades económicas e incluso las opresiones.
Este movimiento todavía es poco conocido en Francia, aun cuando una de sus figuras, el monje vietnamita Thich Nhat Hanh vive y enseña en ese país desde hace treinta años. El movimiento predomina en América, en los países anglo-sajones y en Alemania, país donde el budismo está arraigado desde hace algunas décadas. Ya tiene múltiples caras, según si sus miembros se comprometen en la acción social o en la militancia política. Incluso se ha formado una separación entre los que ven en esta forma de compromiso un complemento necesario de las actividades tradicionales enseñadas en el seno de su propia escuela (meditación, estudio, etc.) y los, más radicales, que consideran el Budismo Comprometido como una "vía espiritual" en sí misma. De todas formas, esta última tendencia sigue siendo minoritaria. Sus campos de actividad son de lo más variado: la ayuda a los presos, la construcción de hospitales, la militancia, la reflexión sobre la educación o la economía, o la participación en movimientos pacifistas o ecológicos, etc.
Para estas personas comprometidas, el budismo también es vivido como un combate social y/o político. Algunos retirarán un porcentaje de sus impuestos correspondiente a la parte reservada al presupuesto de defensa. Otros ya no serán simplemente vegetarianos por convicción filosófica sino por auténtica conciencia política, con el fin de mostrar su oposición a la sociedad de consumo.
Un punto de encuentro entre Oriente y Occidente
Robert AitkenEl Budismo Comprometido es un budismo moderno nacido del encuentro y de la interacción entre los ideales de Oriente y Occidente, uno portador de una tradición de liberación interior, el otro de una tradición de libertad política. Robert Aitken (en la foto), uno de los pioneros de este nuevo budismo, describe así este encuentro, desde un punto de vista occidental: "Nosotros, los otros budistas occidentales, edificamos sobre una tradición de responsabilidad social que existe desde Moisés, Jesús y Platón pero también sobre otra tradición de rectitud que se ha formado en los monasterios de yoguis, taoístas, budistas, así como en las grandes instituciones confucionistas. Por esta síntesis, se asegura que el budismo en Occidente aplica la ética de una nueva manera." En esta nueva forma de budismo, las nociones civiles de libertad, igualdad y fraternidad, en lo sucesivo, hacen eco con los ideales espirituales como la repartición o el respeto.
Si el término ha sido forjado durante la guerra del Vietnam por Thich Nhat Hanh, el Budismo Comprometido, como respuesta a los problemas sociales y políticos, ya tiene una historia centenaria en Asia; en el origen, se trataba de una lectura budista del marxismo. El ideal comunista ha parecido a sus primeros lectores orientales una versión curiosamente cercana al modelo comunitario predicado por el Buda. Y desde el principio del siglo, surgía aquí y allá la idea de un "budismo socialista" o de un "budismo radical". La mayoría de veces, este primer impulso fue reprimido violentamente. Durante la guerra ruso-japonesa de principios de siglo, un asunto que implicaba a religiosos también tuvo una gran resonancia en Japón. Veintiseis personas pertenecientes a un movimiento de inspiración marxista y anarquista fueron arrestadas por alta traición y conjuración contra el Emperador. Entre ellas, el editor de la traducción japonesa del Manifiesto del Partido Comunista y cuatro monjes budistas entregados a la causa del pueblo. Uno de esos monjes, Gudô Uchiyama, de la escuela Zen, ha dejado una amplia obra escrita que permite circunscribir sus reflexiones. Sus lecturas de los autores sociales le habían llevado a la conclusión de que las doctrinas budistas y marxistas compartían el mismo ideal social. Por esto, le pareció que era su deber de monje militar por el desarme, el pacifismo y la nacionalización de las tierras. Cuando en 1907, el partido socialista japonés fue prohibido, Uchiyama siguió imprimiendo sus libros en la clandestinidad donde hacía un llamamiento a las reformas sociales y económicas. Arrestado en 1909, fue condenado a siete años de cárcel por actividades subversivas. Cuando estaba en la prisión, fueron arrestados otros militantes. Sus libretas y octavillas eran releídas, como su Manual para los soldados imperiales, donde pedía a los militares que desertaran. Finalmente acusado de alta traición, Uchiyama, monje budista y marxista, fue fusilado junto a otros conspiradores. Este asunto que marcó la opinión japonesa de la época es, en este aspecto, revelador de este encuentro inesperado entre Oriente y Occidente.
Este tipo de opiniones declaradas públicamente eran marginales. Pero marcaban una nueva toma de conciencia: en lo sucesivo, el budismo podía tener un papel político y social contra o independiente de las autoridades o estructuras establecidas. Luego la connivencia del budismo y el marxismo ha sido muy real en Asia. En el momento de la lucha por la independencia de Ceilán, numerosos monjes tomaron así hecho y causa para movimientos de inspiración socialista y comunista. Hoy, la tentación marxista ya no es, como podemos imaginar, actual. Gandhi, símbolo de la no-violencia, ha reemplazado en lo sucesivo a Marx en los iconos del Budismo Comprometido. Sin embargo, este movimiento sigue estando ampliamente formado por ideales socialistas, por lo menos en sus versiones politizadas.
Panorama de las redes de budistas comprometidos
Actualmente, la mayoría de los budistas comprometidos están reagrupados en el seno de dos grandes organizaciones internacionales: The Buddhist Peace Fellowship (BPF) y The International Network of Engaged Buddhists (INEB). La primera tiene su sede en los Estados Unidos, la segunda en Asia. Independientemente de estas dos redes, hay muchas otras organizaciones budistas que también trabajan en el ámbito del compromiso político y social. La mayoría de veces son emanaciones de una tradición particular, como la reciente Zen Peacemaker Order creada por Bernard Glassman, quien quiere casar el Zen con el compromiso social.
Las reflexiones de los budistas americanos sobre su compromiso político datan de esta época donde la guerra del Vietnam obligaba a todo el mundo a tomar posición. En 1969, Gary Snyder (el Jaffy Ryder de las novelas de Jack Kerouac), uno de esos intelectuales ganados al budismo, volvió a publicar un famoso artículo donde criticaba las instituciones budistas que aceptaban o ignoraban las desigualdades en las que vivían y por esto incluso afianzaban las tiranías. En él decía: "La revolución social ha sido la misericordia de Occidente; el despertar personal en el sí mismo fundamental, la vacuidad, la misericordia de Oriente. Necesitamos ambos." ("Buddhism and the Coming revolution", Earth House Hold). Algunos años más tarde, Robert Aitken fundaba
Más reciente y menos importante que
Las acciones de
Otra acción reciente llevada a cabo, esta vez en Tailandia, por el doctor Sulak Sivaraksa:
¿Una utopía?
Mediante este tipo de operaciones, los budistas comprometidos quieren mostrar que un acercamiento tradicional es obsoleto y que el budismo debe encontrar respuestas apropiadas a los problemas contemporáneos. Por más que hagamos, estamos implicados en la mundialización y globalización de las economías. ¿Cómo respetar el precepto de no matar cuando nuestros impuestos también contribuyen al presupuesto de defensa? ¿Cómo respetar el precepto de no robar cuando comprando productos de consumo contribuimos a la explotación del tercer mundo?.
Para un Sulak Sivaraksa, la mera participación en la sociedad de consumo viola todos los principios éticos. El sufrimiento, problema esencial del budismo, adquiere una nueva dimensión en nuestras sociedades. Por lo que en lo sucesivo, un pensamiento budista debe incluir una reflexión sobre nuestra implicación en el mundo, nuestras relaciones con el Estado, las empresas o las multinacionales. Para los budistas comprometidos, la acción es también necesaria para modificar las relaciones de fuerza entre los individuos y los actores sociales. El respeto, la no-violencia, la compasión son los leitmotivs de estos nuevos artesanos de la paz. ¿Cambiarán ellos el mundo? En todo caso, han prometido obrar, según el voto budista, "mientras haya seres que salvar".
Éric Rommeluère
"Acercando más el budismo al mundo contemporáneo, no se trata en ningún caso de olvidar lo esencial, como por ejemplo los principios de la ética. Simplemente, hace falta volver a darles un sentido en las sociedades en las que vivimos. En las sociedades agrarias donde se ha desarrollado el budismo, las cosas eran más simples… Podíamos decir "no mato, no robo, no cometo adulterio, no miento. Soy una persona de bien" pero con la creciente complicación de nuestras sociedades, ¡ya no es así! (…) Ya no es tan simple abstenerse de matar a todo ser viviente. Debemos preguntarnos: ¿Podemos admitir que nuestros impuestos sirvan al armamento? ¿Debemos criar animales para matarlos? Con relación al segundo precepto, no robar, también cabe preguntarse: incluso si no robamos nada directamente, ¿podemos aceptar ver cómo los países ricos explotan a los países pobres mediante el sistema bancario internacional y el orden económico mundial? De hecho, ¡participar en todo el sistema de consumo ya es arriesgar a cada instante la violación de los tres primeros preceptos! En cuanto al cuarto, abstenerse de palabras engañosas o incorrectas, es particularmente difícil en un mundo basado en la comunicación publicitaria y la propaganda política… De hecho, el sufrimiento que, sin duda, con frecuencia podía ser espantoso en la época de Buda, era, no obstante, más sencillo de comprender. La interdependencia entre los fenómenos se ha convertido en algo muy complejo… Si no adaptamos la sabiduría budista a la comprensión de la realidad social y a la búsqueda de una respuesta a las preguntas que ésta pone, entonces el budismo corre el peligro de ser sólo una especie de escapatoria a los problemas de este mundo, para uso de las clases medias."
Extractos de una entrevista a Sulak Sivaraksa aparecida en la revista americana Turning Wheel.