Yun Men, dijo y ha sido recordado: "cada frase debe abarcar el cielo y la tierra, contener el flujo de los diez mil arroyos y seguir la ola". Eso es zen, o bien vistas las cosas, no, que el zen es zentarse, estar zentao. Pero como también desde aquí -que es alla-, la forma es lo mismo que el contenido y aunque ninguna existe, ahí vamos en palabras y silencio, modificando sin alterar la realidad que no existe y la trascendencia que tampoco, tomese nota de lo siguiente, en la corte imperial de la estrella polar, donde todos los bodhisatvas y no, se juntan cada diez mil años a considerar lo perecedero y trivial, de su maravillosa existencia común, tal como quede dicho sin propósito, por las confusas palabras de Monju, que aqui me fueron venidas sin poder evitar, como esperaba.
Doce años ya, de dragón a dragón, que conozco a Sergio. Si tuviera algo que decir, diría que es el mejor de todos nosotros. Siendo imposible de diferenciar lo mismo de lo igual, durante todo este tiempo se las ha arreglado para que nos dejemos de seguir llenando la taza y tomemos el te. Digo yo, sin equivocarme, que la vida es infinita hasta que se acabe. Igualmente inacabable es la compasión de Sergio por todos y cualquiera que sin importar su condición genética o sexual, su origen o posición social, su edad o conocimiento, porque quiere alcanzar la iluminación o porque pasaba por alli, se presente en su oficina del noveno piso, al mediodía de la una y media, a practicar la sabiduria de la escuela de los patriarcas, que como ha quedad claro, es la practica de la no-practica, de la sabiduria que es no-sabiduría.
Y eso seria así aunque no hubiera mañana, ni calle Huérfanos, ni centro de Santiago, ni policías que persiguen la música, para proteger a los bancos que roban esclavos, entre nubes de incienso, a lo lejos, alla abajo. Fritzen esta por encima o en la esencia, de este intento humano como el que mas, de superar el sufrimiento de lo humano. Y lo logra.
Resulta que nuestro hermano Alcalde, -quien en la tradición Soto del Zen, que parece ser la nuestra, donde igual la transmisión se hace de corazón a corazón (en chino: hsin: corazón, mente), y recibió el honor de ser llamado Roshi, de otro gran meditante que también lo era-, publico hace unos meses en su sitio web, que Sergio Fritz, es el primer Sensei proveniente de este pedazo de planeta, que política, convencional y transitoriamente, llamamos Chile. Si el lo dijo, debe ser cierto.
También lo atestigua nuestro hermano Opazo, en otros escritos, que por este mismo medio destellante y fugaz, cuya naturaleza digital nos permite como antes, ahora, decir: como todo, siempre.
Menos Sergio, que ahí esta, abriendo la puerta. Mejor llegar a tiempo, porque si no, el maestro interrumpirá su meditación para ir a abrirte, con una sonrisa que no alcanza a ocultar su saludo con ambas manos, para juntar el pasado con el futuro.
Gassho.